miércoles, 9 de marzo de 2016

David y su perro


Había una vez un niño llamado David  que vivía en una casa que estaba en las montañas. Tenía un perro llamado Dog. Jugaban mucho juntos. Hasta que un día David fue al pueblo que estaba un poco retirado de su casa, quedó con unos amigos para jugar al futbol y Dog, como de costumbre, siempre lo acompañaba.
Cuando acabó el partido, David, en compañía de Dog, se fue para su casa.  Ya estaba oscureciendo. Iban por las montañas y, de repente, de la nada apareció una luz sorprendentemente esplendorosa. Él, asustado, llamó a Dog y Dog no estaba: su perro desapareció. David se fue en busca de su perro y cuando pasó una hora se dio cuenta de que ya era muy tarde y tenía que volver a casa. Cuando llegó a casa sus padres le preguntaron por Dog. Él les contestó que había desaparecido por el monte y su padre le dijo que no se preocupara, que dog iba a volver por la madrugada.
El padre de David tenía razón. Dog volvió a casa, pero con unos ojos de hámster, trompa de elefante y con patas de de conejo. Algo extraño le pasaba: Dog empezó a maullar como un gato y el ruido despertó a David. Se asomó por la ventana y no se creia lo que estaba viendo. Rápidamente, llamó a su padre, quien se levantó de la cama asustado y fue a ver lo que le pasaba a su hijo. Cuando llegó a la habitación de David, le dijo: "Qué pasa, hijo".  David, asustado, le dijo: "Mira por la ventana". Cuando el padre de David se asomó por la ventana, vio a Dog, pero no entendía por qué David estaba asustado, si Dog estaba como siempre. El padre le preguntó qué le pasaba, que apenas podía hablar de lo asustado que estaba. David, temblando, le dijo: "Es que no ves a Dog algo cambiado". Su padre, saliendo de su habitación, le contestó que no y se fue a abrirle la puerta a Dog, porque hacía mucho frío.
Cuando Dog entró a la casa se fue directamente a la habitacion del niño. David empezó a marearse cuando miró a los ojos de su perro, porque aparecían círculos en movimiento. David se puso a vomitar hámster recién nacidos, a echar agua por la nariz y a saltar como un conejo por toda la habitacon. Dog empezó a hablar como una persona y, de repente, apareció otra vez la inesperada luz esplendorosa. Toda la habitación de David estaba iluminada.
Empezaron a bajar de una especie de nave con tobogán unos indígenas con ojos de caracol y con unos patinetes voladores. Tenían un vocabulario que David desconocía. Amarraron a David y a su perro en una silla. Con una energía que provocaba la "nave", los dos, lentamente, empezaban a despegarse del suelo y elevarse hasta la nave.
Los indigenas los transportaron a su mundo: "el mundo de la realidad". Una vez transportados, lo que hacían era convencer a los humanos capturados de que el mundo donde estaban antes era un mundo falso y que allí iban a ser humildes y felices. En verdad, lo que hacían con las personas era experimentos, como los humanos con las ratas.
Cuando llegaron al "mundo de la realidad", David volvió a su rostro normal de niño, mientras Dog seguía teniendo esos ojos de hámster y una trompa de elefante. A David no le convencían mucho esos seres y decidió entrar en un cuarto donde estaba prohibida la entrada a humanos.
Había una especie de bola de cristal con un liquido fosforito. Se fijó en un panel que había con muchos controles y botones. Cogió el manual con mucha prisa y se escondió debajo de una vieja mesa de aluminio, porque se escuchó la puerta del cuarto. Era el rey de los indígenas, hablando con su mujer indígena. Le estaba contando los planes que tenía. Era que ese líquido lo iban a echar por todas las aguas del planeta tierra y, con eso, conseguir que todo el agua se evaporase y la tierra se convirtiera en una bola de polvo. Todos los humanos quedarían enterrados en ella.
Cuando salieron de la habitación, David pudo romper la bola de cristal y consiguió una nave para volver a su casa antes de cinco minutos, que era lo que tardaba el líquido en afectar al planeta.
Al final, logró impedir los planes destructivos.
Cuando volvió a su planeta nadie lo creía. Lo tomaron por tonto.

1 comentario:

  1. Hola, Luisa. Tienes una imaginación admirable.
    Por favor, cuida la ortografía:
    de el > del.
    Repasa y usa las tildes.
    Saludos cordiales.

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